En Jesús mi esperanza reposa,
nada hay vano después de su cruz,
venció al mundo con su muerte gloriosa,
para devolvernos de tinieblas a luz.
Fue su vida en verdad portentosa,
nada la iguala bajo el celeste azul,
ni el mar inmenso ni la delicada rosa
ensombrecen la obra santa de Jesús.
Todo miembro fue sanado,
restañada toda herida,
el perdido fue encontrado,
por fin la paz establecida.
Su verdad la libertad devuelve,
ir a su encuentro es la única vía,
recibir su amor de todo absuelve,
y por su voz la muerte es vencida.
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