Confieso que en la actualidad pondero de forma menos crítica el mundo militar. Algunos de sus postulados pueden reconocerse hasta loables. En la antigüedad llegó a equipararse el sacrificio de Leónidas con el de Cristo. Lo cual no deja de ser una impostura porque sólo puede reconocerse como redentora la muerte del Salvador. En cualquier caso, en lo que toca a Leónidas fue el suyo un sacrificio propiciado por el ideal espartano de la vida, donde la libertad de los homoioi justificaba el adiestramiento en una disciplina tendente a garantizar la hegemonía spartiata. En la agogé se forjaban los futuros hoplitas que garantizarían la vida de la polis. Esparta: ese rígido estado autárquico- castrense es en el que se han mirado todas las férreas dictaduras militares en cualquier tiempo. Sus estrechos ideales y su lacónico orden de vida influyo en ideologías tan dispares como el régimen nazi o el parlamentarismo británico. Mucho parece haber del rigor espartano en la estricta educación inglesa.
Con Esparta se identificaron negativamente los nazis: sociedad de superhombres(¿spartiatas?) que pretendían tener al resto de la humanidad en la condición de ilotas(esclavos). Tal aberración, por fortuna sólo constituyó un breve paréntesis en la historia.
Lo que reside como fondo de la cuestión militar es el problema de la libertad. Eligieron libremente los 300 su heroico sacrificio, o fueron mediatizados por ese régimen coactivo de la constitución espartana.
Es difícil delimitarlo, porque seguramente Leónidas con su sarificio hizo carne todo los códigos morales y de lealtad hacia su pueblo. Para Leónidas no existía más razón que Esparta; no existía más argumento que consolidar su grandeza. Como Leónidas, cualquier soldado en cualquier tiempo ofrenda su vida al servicio de la patria. La muerte en el cumplimiento del deber es el mayor galardón para el soldado. En algunos de ellos tal obligación alcanza el histerismo como comprobó Unamuno frente a Millán Astray . Volviéndose tal cualidad militar en una voluntad de destrucción. De joven, el mundo militar nunca gozó de mis simpatías, pues de él sólo emanaba esa propuesta de destrucción y muerte, y nunca de creación y vida. El mayor logro de Esparta fue el sacrificio de Leónidas,el de Atenas el más acabado esplendor del pensamiento y las artes. Aunque no podamos por más que reconocer que es necesario el sacrificio de unos para que la bendición de la vida fructifique, en tanto el hombre continúe siendo un lobo para el hombre.
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