Por el momento no hay nada que me haga aplazar la escapada a Madrid. Quiero ver con mis propios ojos lo que se cuece allí; ver reverdecer de nuevo el viejo fruto de libertad y verdadera "concordia" que nos dimos en el 78 los españoles. Acuerdo que ha ido degradándose por sus propias debilidades y omisiones y se ha llegado al callejón sin salida de Sánchez. Yo en el 78 hacía la mili, y me estremece comprobar cómo parte de la vieja oficialidad franquista acertó en el diagnóstico de lo que le ocurriría a España si se enfangaba en el laberinto de las autonomías. Ya por entonces catalanes y vascos se marginaban voluntariamente del resto de la tropa. Yo por entonces nada sabía dels paisos catalans, pero algo más del fecundo lenguaje en que se expresaban mis paisanos Azorín, Gabriel Miró y Miguel Hernández.
Regresar a Madrid
Me encuentro tan solo a unos días de viajar a Madrid. Nunca hacerlo ha supuesto tanto. Significa escapar a año y medio de reclusión tanto física como mental. Es como volver ha recuperar la individualidad, esa individualidad que no tiene que ver con nadie salvo con uno mismo. Hasta ahora te habían hecho presa de un mundo socializado, que se conformaba a la movilidad de rebaño, al pánico de rebaño, a la docilidad de rebaño. Ha llegado la hora de romper lanzas, resarciéndose de esa baja vital preventiva que impusieron Sanidad y Pedro Sánchez. Con la más dentífrica sonrisa abolió el uso de la mascarilla, pero una juventud desmadrada, insolidaria y canalla, que es la que se cría en estos tiempos, le ha hecho tragarse su jubiloso pregón. Vamos para la 5ª ola, pero esta vez nos pilla vacunados; aunque para ello tuvimos que soportar una kilométrica cola del hambre. No podrán alegar esta vez que ucis y hospitales están colapsados. Porque quienes estamos verdaderamente colapsados somos los españoles con las restrictivas medidas del Covid, con la inoperancia de las administraciones, con los desfalcos de hacienda, con las subidas energéticas, con la degradación social y económica, con los siniestros ardides, en fin, de esta nueva dictadura. Esperábamos del rey que nos devolviera una parte de nuestra dignidad, pero habrá que esperar una circunstancia más a huevo para recuperar lo que nos corresponde. España parece que rompe aguas; esperemos que no nos nazca un niño borde.
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