Silencio de patio en Sevilla:
Las rosas deslumbran al sol
mientras la fuente recita
su leve y morosa canción.
La sombra adormece claveles
y corre el agua en el tazón;
fresca de mañana en ciernes,
penetra el alma como una oración.
Apartado jardín solitario,
ausente de trinos de pájaros,
testigo de tantos suspiros,
ni el viento mece tus naranjos.
Grato es pasear Sevilla
en sus gozosas mañanas,
reposando bajo las sombras
junto a un murmullo de aguas.
Una dicha en el alma siento,
y en el corazón, una herida
de no poder ver Sevilla
una vez ya me haya muerto.
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