Extremo día del hombre,
región de los sueños exterminados
donde el fanal del destino ya no alumbra.
Puedo ver cómo su indiferencia se agrupa,
cómo late el vaivén de su oleaje
el chirriar de su maquinaria
el grave resuello de su extinción.
Un día el mundo nos habló de maravillas,
presentido hemisferio de los sueños encantados;
pero cuando la venda se cayó de los ojos
conocimos que todo eran cuentos.
Una sarcástica melodía suena
en el fatigado acordeón
que antaño evocara melodías marineras.
¿Será la araña o el alacrán
quien inoculará su veneno
en la esencia de los sueños?
Luego vendrá el fatal gusano
y descarnará la última hebra
de nuestra calavera.
¿Cuándo nuestro espíritu
volverá a soñar el mar,
los bosques fecundos de las latitudes perdidas,
y renacerá la esperanza en la preñada primavera?
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