Dolor, amistad frecuente,
¿qué cuota quieres de lágrimas
para mi corazón herido?
Vienes a buscarme de noche,
en la helada del invierno,
socavando dolientes magnitudes,
ánimos contritos;
con secas dentelladas
y lacerantes filos
quiebras los cristales
del alba devastada,
allí donde el sol cuaja su sangre
y es del horizonte el grito.
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