Te miro, y te siento traslúcida,
como de cristal, leve
la carga de tus penas,
entre las que aún sonríe
el corazón. Te mueves
ágil cual gacela, miras
con tierna lealtad.
La noche de tus ojos
irradia como el día,
ligero tu blando caminar.
Adivinar cómo quieres
abre mi fantasía, bien
reservas tu delicia de amar.
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