Solitude

Siento que aún respiras a mi lado, 

que mi brazo roza  tu contorno.

Tras la ventana se despoja el día, 

ya no brilla la luna, redonda,

purpurina. Se oye

el trino de un pájaro insomne,

el motor desesperado de algún coche.

Mi cuerpo está que arde

en el infierno de encontrarte,

en la desolación de abandonarte.

Mi alma quedó fría, la soledad

sabía que en la alcoba de mi deseo

no tendría compañía. Hoy

no sé si estás viva; si aún

amas, si aún odias, si aún trincas.

Mi sexo se hundía en el fango,

en su miseria, venerando falsas idolatrías.

Pueden dos almas quererse

 pero no reconocerse.Sí,

la luna encendida, la ingratitud

de un beso amargo,

días sabiendo a olvido. Mentiras.

Zafios compadreos.

Amores que son harapos;

desengaños que solo buscan 

en el fondo del desdén,

tras necesidades que nunca hallan,

descarriados en un laberinto de infortunios.

Mi soledad estaba convencida 

de que no la compartirías,

de que de tu recuerdo

no me quedaría ninguna fotografía.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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