DEFENSA DEL GRECO

Entreteniendo mis ocios en las estanterías de la Fnac tropecé con un librito que captó mi atención. Era un sucinto estudio dedicado al Greco, y estaba firmado por una célebre e iconoclasta figura de nuestras letras.
El acercamiento literario a materias de arte como a otras materias da cabida a toda clase de arbitrios que se puedan abarcar dentro del arco, por lo demás flexible  y dócil, de la literatura. Hago esta reseña para puntualizar que el libro no ya me escandalizó, pues uno ha llegado a unas alturas que rara cosa le escandaliza, pero si sembró en mi espiritu algo cercano a la consternación.

Sobre la figura del Greco se han escrito múltiples biografías, unas más rigurosas que otras, y no pocos ensayos. De estos últimos quizá el más sonado sea el de Ramón Gómez de la Serna, que la suerte de haberlo adquirido en italiano acaso me haya librado de su perorata. No he leído el de Ramón, pero el de este otro autor no debe andarle a la zaga en cuanto a audacia. En él maneja toda clase de conceptos, apreciaciones, teorías y licencias biográficas, que nos vuelven el retrato del pintor tan novedoso como irreconocible.

Aquí - y según el juicio de atildados artistas que reseña en su estudio-nos encontramos con un Greco erótico en lugar de espiritual, homosexual en vez de morigerado, amanerado en lugar de manierista, refugiado en la depravación en lugar de en la piedad. Esta nueva personalidad tan alejada de la que prefiguraran M.B. Cossío o J.Camón Aznar nos llena de sorpresa e inquietud. Acaso el Greco durante siglos no las ha dado con queso. Me resisto a creerlo. Yo no encuentro el homoerotismo en los cuadros del Greco, al menos semejante al de otros coetáneos itálicos como el Broncino o el Sodoma, donde ese morbo resulta tan evidente y a flor de piel en el aura de sus cuadros. Observar el San Mauricio y la legión tebana como un cuadro erótico, solo denota el retorcido eros de quien así lo interpreta. Confundir cuadros de devoción con telas de pasiones nefandas sólo denuncia a aquellos que, confundidos en sus concupiscencias, sólo crean en derredor un universo de calumnias.
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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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