Se acercan las vacaciones

Se acercan las vacaciones. No tengo nada preparado. Una reserva de hotel en Madrid me obligará a trashumar a la capital. Tal vez sea la única escapada; no dispongo de tiempo para mayores alegrías. Lo cierto es que a día de hoy, acaso por la imposibilidad de efectuarlas, no me tientan las largas y provechosas viajadas por el extranjero. Creo haber visto ya casi el mundo necesario para una vida, con fruto más o menos objetable. Pues Kant, sin salir de Königsberg, engendró todo un sistema filosófico. Pero todo es relativo; una visita a Roma no tiene por que inspirar los paseos stendhalianos o La primavera romana de la señora Stone. Como digo, recalaré en Madrid; allí me esperan los atractivos ya rutinarios de la ciudad. Aunque ninguna de las visitas a Madrid son tautológicas. Veré distintos libros en la cuesta de Moyano o en la Casa del Libro; los cuadros del Prado y del Thyssen admitirán una óptica renovada, porque por suerte o por desgracia nuestra experiencia del tiempo en la vida es siempre lineal y existen pocos momentos unos iguales a otros. Ya que lo del tiempo cíclico, a efectos prácticos, no pasa de ser una conjetura. Visitaré el Comercial y el Café Gijón, donde espero no echar un sueñecito como la última vez. Y es que la verdad no se sabe por qué uno visita tales  lugares: ¿Acaso por tropezarse con alguna celebridad literaria? Si se la encuentra, ello no significaría más que una anécdota que en nada mejoraría tu situación, ni por transmisión telepática aumentaría la cantidad y calidad de tus creaciones como escritor. En el Gijón y en el Comercial estar poco, pues los espectros de Cela y Umbral que por ellos deambulan pudieran enojarse y enviarte donde solo ellos sabían decir dónde. Aunque claro está que Madrid no se agota en estos recoletos lugares. Madrid es mucho Madrid. Si yo te contara. Tal es, que lo antepongo  a la visita de Asturias, donde el hotel Ibis, en las faldas del Naranco, me está llamando. Porque Oviedo ya no me sabe a la precaria malvivencia de la mili. Allí hoy se puede gozar  de un clima inmejorable para las fechas, y está plagado de rincones idílicos que seguro podrán devolverte el goce festivo de la vida.
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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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