Wagnerianas

Le he tomado el gusto a las versiones wagnerianas de Clemens Krauss. Contaba en mi discoteca con una versión suya del 44 de El Holandés errante, en pleno ocaso de los dioses. La ópera de Múnich entonces sería un hervidero de fanatismos, exacerbados ante la eminencia de la debacle. Su segunda parte es magistral, traspira un ruboroso lirismo que la distingue de otras versiones. Pienso en la de Klemperer, de no menor magistral factura, pero a mi modo de ver la de Krauss la hace desmerecer. Cuenta con una Senta y un holandés excepcional, Hans Hotter en todo su vigor juvenil. Lo que he oído de su Anillo...dice mucho en su favor, es un maestro del tempo y posee una gran sutileza melódica. De momento solo he escuchado El oro del Rhin y La Valkiria, pero a buen seguro la obra vendrá a formar parte del canon wagneriano. Los nazis que hicieron de la obra de Wagner su quinta esencia mitológica, tuvieron buen olfato en aferrarse a las interpretaciones de Krauss como a un clavo ardiendo, mientras sobre sus cabezas explotaban las bombas aliadas. Siento gran curiosidad por escuchar su versión de Parsifal, obra que en Knappertsbuchs tuvo a su sumo pontífice.
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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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