Los reos del progreso

Hace tiempo que no publico nada en el blog, diríase que se ha secado la fuente de la inspiración. Es verano, y con el calor gana terreno la aridez. Temas para hablar nunca faltan, pero la mente parece abotargada con el coronavirus. La cotidianidad ha sido invadida por ese intruso al que nadie ha invitado. Pero él, sin ningún permiso, comparece. Ha condicionado todo, hasta las expresiones más íntimas del ser.

Solo estamos atentos a su estadística: número de contagiados, asintomáticos, ingresados, cadáveres. Y parece que no te lo puedes quitar de encima. Cuando y donde menos te lo esperas el vigía clínico alerta: ¡Por allí rebrota! 

Es un verano atípico. Por no poder, no se puede ni viajar. En el extranjero, a los españoles ya les han colgado el sanbenito de apestados. Veremos cuándo podremos despertar de esta pesadilla. 

La realidad del mundo ya colinda lo apocalíptico. Después de las dos guerras mundiales vino la calma, parecía todo controlado, tan sólo ofrecían contraste algunos perezosos melenudos; los vencidos se convirtieron en los pueblos más laboriosos de la tierra. Nadie quería otro Hirosima. Las nuevas generaciones se abandonaron a la inconsciencia del progreso. No sé que gurú les inculcó que se estaba en él mundo para alcanzar la felicidad, y que éste podía darla. Ésta era una nueva consigna, pues por siglos la meta se hallaba en la vida eterna, y no era sencillo alcanzarla. Algunos prohombres apostillaron que la felicidad residía en realizar el máximo de nuestras capacidades y en el libre ejercicio de nuestra voluntad.

Semejantes misivas se convirtieron en el credo de la masa. Pero hoy las lacras del progreso han cuantificado sus efectos adversos, y la vieja panacea se ha vuelto ponzoña para la humanidad. Hoy la humanidad se reconoce reo de la ciencia, una ciencia que podría ser letal, si la brújula del progreso no cambia de rumbo.

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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