LA MAR ARREBATADA

 Mar. La mar arrebatada.

El joven caminante pasa

dejando impresa

su huella en la arena blanda.

Lleva la muerte a la espalda

como una pesadumbre nueva,

como un vacío

que su corazón desentraña.

Es la primera muerte cercana

que entra en la casa,

que muerde con seca dentellada,

vehemente como el primer amor,

como nunca después sabrá el dolor.

Sus pies se enredan en las algas

por la pleamar dejadas,

mientras mira la mar arrebatada;

gélida y adusta la mañana;

en el ánimo, la desesperanza.

Hoy ha entrado en casa,

nunca deseada, la furtiva muerte,

pero el nuevo sol, solitario astro,

parece irradiar indiferente.

Pues hoy también para el mar

el mismo sol parece casto,

como si el deseo para él no contara.

¿Acaso puede más que el amor la muerte?

El uno es de Dios; la otra, de la nada.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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