ARREPENTIMIENTO

 Como todo hijo de mi siglo

he probado el gusto del infierno,

aspirado su hálito sulfúrico

y mascado su textura de carbones encendidos.

Con ignorante promiscuidad

profané la fragilidad del cielo,

desatando la tormenta

en su hemisferio apacible.

Con soberbia hollé lo prohibido

creyendo permanecer impune 

ante su juicio y su duelo,

desoyendo toda cordura y buen consejo,

peregrino nefando de libertinaje.

Creí que si existía era muda,

hasta que con dolor comprobé

que sí tenía voz la conciencia

y que no saldría indemne de su rigor punitivo.

Desde entonces, desasido,

sondeé territorios de silencio

donde acechaba el informe terror;

entre las sombras y la luna gélida,

purgué el penado memorando de mi pasión.

Luego vagué perdido en el desierto

a merced de reptiles y alacranes;

en mi pecho, como cera derritiéndose,

se deshizo el corazón,

y remontando su vuelo la paloma 

en el seno abandonado,

se desecó toda fuente de dulzor.

Solo me consuela haber esperado,

aislado en la antesala del olvido,

huésped que ya no espera ser recibido,

tu amable voz desde lo remoto, 

cuando pródigo a ti acudo y no me desechas,

y vuelven a brotar las hojas en la rama seca,

la cual fecundan las tristes lágrimas

que hoy devuelven la vida al corazón.



Compartir en Google Plus

Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

  • Image
  • Image
  • Image
  • Image
  • Image

0 comentarios:

Publicar un comentario