En Córdoba hay una fuente


 Hay un recoleto patio en Córdoba

y en medio de su jardín, una fuente.

La belleza de su labra parece tosca,

el gozo está en lo que por su caño vierte.

Su manar no es moroso como arrullo

ni altanero y de chorro vivo,

no es manso ni tampoco altivo,

no llega a estrépito sin ser murmullo.

Su voz es clara y comedida,

de frase corta pero cristalina;

invita el arpegio de su frescura

a saciar la sed del alma pura.

Me recojo solo en una banco

para seguir silencioso su escritura,

y me habla con lánguida ternura

de presente dicha ajena de quebranto.

No dejaría jamás de escuchar su  canto,

la gracia delicada de su melodía,

el claro mensaje de su heraldo

proclamando renovada alegría.

Su risa de piano tintinea

en la pila con sutil monotonía

de cristales. La mañana reverbera

en el agua estremecida.

Creíame a solas con tan íntimo  mensaje,

que sólo para mí fluía su transparencia sonora,

sin darme cuenta que en un banco aparte

a un alma de mujer un mismo manar sazona.

¿Supondrá para ella el mismo bálsamo

aquel claro discurrir del agua?

¿Restañará sus heridas el mismo canto

que sutura las penas en mi alma?






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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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