Madre Verónica


 La madre Verónica es más bella

cuando habla a sus novicias, 

compartiendo la alegría de Jesús.

Fluye de sus labios evangélica dulzura,

colmenera delicia de su íntimo

gozo en el banquete esponsal.

Nos encandila en sus disertos,

pero al trasmitir sus argumentos

no aparta de su mano el corazón.

Asimismo su mirada, viva y pura,

esplendente aguamarina,

penetrada de misterios celestiales,

examina en regocijo los dones del Señor.

Fervorosa en su boca es la Palabra;

tanto ayuda en el desaliento

como anima a convicción.

En la soledad de la celda,

eleva vehemente plegaria

buscando en el espejo del alma

una huella del rostro de Dios;

pues ya camino del calvario

en doble lienzo de paño

su sudor y sangre enjugó.

Más tan triste poso amargo

ve transformado en alegría

tras recibir en cada misa,

en su iglesia burgalesa,

la promesa de Jesús, la Eucaristía.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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