EN REFERENCIA A MI NUEVA NOVELA: UN AMOR DE BÉCQUER

Acaba de ser editada mi última -aunque en realidad no lo sea cronológicamente- novela "Un amor de Bécquer", en la colección Umbral de la editorial Paréntesis. De todas mis novelas publicadas hasta el momento, quizá corresponda a ésta ser la más ambiciosa, al menos en cuanto a su longitud y contenido literario. Sin embargo, no es una gran novela de tesis de carácter tolstoiano ni en lo absoluto un ejercicio estético de índole prerrafaelista; como reseña la editorial en la contratapa, es una ofrenda personal a un época: el romanticismo.
La época y su protagonista, figura singular que caracteriza en España a ese período, fueron el germen iniciador de este trabajo, que brotó como una exigencia de la ineludible necesidad e irrumpió en mi vida como una experiencia trasformadora. Al asumir la piel de Bécquer,su narrador protagonista, mi perspectiva fue ampliándose hasta adquirir esa experiencia universal que a través de su vida, dramática y anhelante, y de su obra ensoñadora nos trasmite el poeta sevillano. Digo al asumir su piel, pero el caso bien podría corresponderse en una experiencia recíproca, si se considerara real ese Bécquer redivivo que he rescatado para mi obra. La cuestión reside en que esta idendificación, de la que cabe obtener un fruto fecundo, no se limite a la trivial argucia del ventrílocuo, y de mi se obtenga cuando menos una apología enriquecedora del poeta de las Rimas, la próspera legitimidad de una voz que trascienda el artificio.

En toda la obra esta latiendo ese Bécquer elitista y apasionado, esa presencia aristocrática de nuestro romanticismo, que supo trasformar la tosquedad de ese provinciano neoclásico que desolaba nuestras letras con la calidez sensible de su genialidad, definiéndola con el sello de esa subjetividad refinada y creadora. La intimidad de su voz en las Rimas reclama esa transparente y melancólica melodiosidad que alcanzó Chopin es sus nocturnos y baladas. En Bécquer, nuestro romanticismo reconoce la voz más personal, la significación más honda.

No obstante, mi novela "Un Amor de Bécquer" debe tanto a esa carismática personalidad del poeta sevillano, como a ese otro genio leterario, gallego, que la inspiró: Ramón María del Valle-Inclan. Toda la entretela de mi prosa se halla impregnada de esas exhalaciones que destila la prosa valleinclanesca en Sonata de Primavera; toda la fascinación modernista,todo el natural artificio de Ligura, lleno de sofocados rumores, de aleteos de leves pájaros, del lento manar de las fuentes, de sombras ateridas bajo la luna en el fragor del jardín, se vierten como cristalinos y fecundos torrentes en ese río misterioso que, en definitiva, constituye o trata de constituir toda obra de arte, toda novela. Y "Un amor de Bécquer", no es menos, participa de ese arcano que toda propuesta de ficción nos invita a penetrar.
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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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