GWYNETH PALTROW ENTRE CANDILEJAS

Gwynteh Paltrow transmite desde la gran pantalla esa distinción aristocrática que no puede por menos que subyugar; nos seduce con su belleza serena, la cual anticipa los matices de un espíritu refinado. No puedo ocultar que caí preso de su fascinación al contemplarla en el papel de Lady Viola de Lessex, que encarna para el film Shakespeare in Love, con el que consiguió su oscar. En dicho film, nos deslumbra con su encandilante atractivo, sugerente y polifacético, como atestigua su creación paralela del actor Thomas Kent, con la que vuelve más jugosa su interpretación. Dicho travestismo, tan estimulante de la creatividad teatral y al que recurrieron tan importantes creadores, como Mozart con su Querubino o Handel con sus Julio César o Serse, enriquece y refuerza la excelencia de su tarea y revela la versatilidad de esta actriz. Confieso no haber visto el film en su versión original, de modo que no puedo dar fe de hasta dónde llega su maestría en el recitado de la obra shakespeariana, pero incluso en su doblaje, atendiendo de manera expresa a su gestualidad, se nos descubre toda la belleza que esconde la más romántica creación del genio de Stradford.

Con el pasar de el tiempo he seguido alguna de sus continuadas interpretaciones, como la muy contenida que realiza en El talento de Mr. Ripley y alguna insólita para una obra de experimentación futurista, junto Jude Law y Angelina Jolie, cuyo carácter fantástico condiciona su labor, no dejándola traspasar la discreción. Siento no haberla contemplado en su interpretación de Silvia Plath, donde estoy seguro que su bien hacer alcanzaría niveles más que aceptables, y eso que un día, llevado por ese afán de rendido admirador, mi propuse asistir a cada uno de sus estrenos. Pero es que el cine actual con su frívola incosistencia no consigue sustraernos del marasmo más indiferente.

En cualquier caso, la Paltrow es una personalidad que me intriga. Me deja perplejo su pronunciación más que aceptable, yo diría que perfecta, del castellano y sólo me contrarían un tanto sus recientes apariciones en revistas de gran difusión, como cebo erótico para su portada. Entre las dos, me quedo con esa que aprendió a conocernos durante largas temporadas en Talavera de la Reina, asimilando nuestra lengua y nuestra cultura y cuya encantadora personalidad ayuda a dar una imagen menos anodina del cine. En mi cándida idolatría, quise conocer Talavera, pero no pude abordar el tren que me llevara hasta allí.
Compartir en Google Plus

Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

  • Image
  • Image
  • Image
  • Image
  • Image

0 comentarios:

Publicar un comentario