CUBA LIBRE

Por fin, se ha producido la noticia largamente esperada. Estados Unidos y Cuba restablecen sus relaciones. El bloqueo, si acaso fue efectivo en algunos aspectos, tuvo por resultado más evidente fortalecer la dictadura castrista. Pues es peculiar en este tipo de regímenes hallar justificación cuando se sienten increpados desde posiciones contrarias. Nada ayudó más a consolidar el régimen de Franco que cuando fue duramente criticado desde el extranjero: el pueblo español se echaba a las calles en apoyo del dictador. Algo muy similar es lo que viene ocurriendo con Cuba, donde a la postre la salida menos traumática para el pueblo cubano  sea la de una renovación desde las mismas instituciones.

Ambos estados, los Estados Unidos y Cuba, deben asumir sus respectivos fracasos. El uno la imposibilidad de derrocar a un régimen comunista por medios coactivos, el otro el del agotamiento de su proceso revolucionario, que cada vez se va alejando más de su inicial utopía.

Lo de Cuba fue el sueño de unos jóvenes que, indignados por la depauperación en que se encontraba la isla y, por extensión, América latina, se echaron a la sierra Maestra al grito de "Patria o Muerte".Se jugaron la isla a precio de su sangre. Su impulso, en el fondo, era una apuesta romántica, como aquella de Alonso Quijano de lanzarse a los caminos para remediar injusticias y entuertos. La joven guerrilla cubana vio consumado ese sueño, logró vencer, echándole un par de cojones, sobre gigantes y endriagos, y pudo contemplar el día luminoso de la victoria. Sí alcanzaron la libertad aquellos que decidieron ofrecer su vida a cambio, pero ¿donde hallaría  su justificación el resto del pueblo cubano, aquellos que se conforman con una vida digna que no heroica? ¡Oh, si los pueblos vivieran el sino de gloria de sus libertadores, y no un cotidiano vivir sin contrastes!
Guevara solo pudo encontrar la total libertad con su muerte en ese corazón de la tinieblas boliviano, pero ¿qué nos legitima a exigir eso mismo a cualquier otro ser humano?

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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