LAS UVAS DE LA IRA

"Las uvas de la ira" es, sin duda, una de las grandes novelas de compromiso. Libro de denuncia que recoge el drama social de la inmigración en una América convulsa, hundida en la vorágine de la gran depresión. Es muy probable que sea la obra cumbre de John Steinbeck, narrador norteamericano quizá no tan aclamado como Hemingway, Faulkner o Dos Passos, pero que como ellos alcanzó el galardón de los Nobel.
Es la primera lectura de Steinbeck que abordo, lastimosamente en época ya tardía. Durante mi juventud, si bien sus obras podían encontrarse en las librerías, no fue un autor que tentara mi curiosidad, quizá porque mis veleidades contestatarias se fueron diluyendo progresivamente en el tiempo. La única familiaridad con el autor de "Las uvas de la ira" me la proporcionó el cine, decididamente por el film homónimo de John Ford, protagonizado por una memorable interpretación de Henry Fonda. También fue llevada a la pantalla grande, por Elia Kazan, la otra gran novela de  Steinbeck, Al este de Edén, que catapultó al estrellato al neófito James Dean. De la obra de Ford, reservo un recuerdo impactante, donde destaca una lucidez en el pulso narrativo y la sobriedad de unos fotogramas que calan hasta los tuétanos. Sin duda Ford supo captar la cruda peripecia de la familia Joad, entregada a la ruta en busca de una incierta tierra de promisión, huyendo de la injusticia y la hambruna. En ese viaje alucinante por las contradicciones de América, los Joad verán puestos a prueba sus firmes valores y tendrán que utilizar sus recursos más extremos para salir a flote. Conocerán el hambre, la enfermedad y la muerte, pero ante esa adversidad se sobrepondrá su gran ambición de vida, sustentada por esos firmes valores aferrados a la tierra, esa tierra dura y bienhechora que ha conformado el perfil de sus almas. La novela no nos dice si estos okies alcanzan a realizar su sueño californiano, pues los abandona a merced del camino, agraviados por la vicisitud. Acaso sea solo Tom Joad quien logre vislumbrar ese espejismo, al reconocer la comunión de su alma con todos aquellos que revindican su derecho a un trozo de tierra y  a esa semilla que ha de fecundarla: La Libertad.
Compartir en Google Plus

Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

  • Image
  • Image
  • Image
  • Image
  • Image

0 comentarios:

Publicar un comentario