Limpio de impurezas

 Ya no acudo a la taberna de la esquina,

cercana a la catedral,

deseoso de que tú regresaras,

dando sorbos de vino e impaciente,

aguardando ese indicio que diera el sentido a la vida;

porque aquello que tú no pudiste darme, 

deshojada ya la última página de olvido,

y que yo en mi inconsciencia buscaba,

lo he encontrado dentro de mi mismo

en el milagro de la Fe.


El alma del hombre

es como un espejo donde

se refleja la luz de Dios.

Ésta no resplandecerá

si la enturbias con pasiones,

vicios o influencias maléficas.

Como la nobleza del metal 

ha de ser limpiada de impurezas.



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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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