RECORDANDO A PIERRE LOTI

Leo en estos días una obra de uno de esos escritores menos conocidos, cuya memoria ha sobrevivido a trancas y barrancas el paso del tiempo. He llegado a su obra por referencias de figuras tan decisivas como Gaugin o Van Gogh, o por su complicidad con el libreto de cierta ópera que se cuenta entre mis predilectas: Madame Butterfly.

Pierre Lotí forma parte de ese grupo de escritores marineros, como Melville, London, Conrad, que supieron dar a sus relatos esa fascinación que concita el hecho del viaje. A través de la descripción de esos paisajes lejanos e inhabituales llegaron al descubrimiento de ese otro paisaje, el interior, poblado de panoramas tan enigmáticos como las espesas selvas de los trópicos o las sensuales costas de las islas paradisíacas.

Como digo, llegué al conocimiento de Lotí mientras penetraba en la tortuosa biografía de Gaugin, que desmenuza Vargas Llosa en su novela El Paraíso en la otra esquina, y en donde se hace referencia a la novela Rarahu o el Matrimonio de Loti, por medio de la cual el pintor descubrió el anhelado paraíso tahitiano. Rastreando biografías del escritor francés, me tropecé con la sorpresa de que su novela Madame Crisantemo había inspirado a los libretistas que idearon ese universo emocionante y lánguido de Madamne Butterfly, al cual la música de Puccini lo penetra con la más honda transcendencia, creando un lugar de referencia en los dominios de la belleza.

La mirada de Lotí respecto al Japón, en Madame Crisantemo, es menos romántica que la propuesta pucciniana; se recarga de ironía y sabe deslindar su belleza impresionista, similar a la instantánea de sus lacas,como sabe permanecer despierto ante sus lacras pesumbrosas de civilización dormida. Al escritor le sugiere el país sentimientos duales, contradictorios, aunque alcanza a atrapar en la fugaz momentánea, inpregnada de pintoresca poesía, ese paisaje mudable de inquieta belleza tan dificil de atrapar, que subyuga al europeo y que define el espíritu oriental. Ese moderno Ulises errante, que encarna la aventurera personalidad de Loti, estará dispuesto a dejarse fascinar por los reconditos paraísos, pero también sabrá hurtarse de la llamada embriagadora y seductora de Calipso, pese a que tal huída le condene a una vida perpétuamente errante.
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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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