PASA LA TARDE

Pasa la tarde transida de pereza,
suena la campana de una iglesia,
el sol lame las últimas cornisas,
esquivos vencejos rasgan el aire.
Placenteramente, pasa la tarde.

Pasa la tarde sin ansias ni quimeras,
ninguna voz a la inquietud nos llama.
La crónica escribe renglones prosaicos
con insulsa letra, la mente divaga,
se desentumece, y el corazón se acalla.
Apenas hay motivos para fervor o lágrimas.

El tiempo como cuentas se desgrana,
reza el rosario secreto de su alma.
Recordará que la vida posa su amargo dejo,
pero no más la inquietud de un azar,
alguna secuela ocupará su memoria sosegada.
En la tarde transida de pereza
suena la campana de una iglesia.

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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