YAKUZA

He estado viendo Classics, el programa de José Luis Garci que se emite en Trece televisión. Han echado, como se decía antes, Yakuza, de Sidney Pollack, puntualización esta última que solía omitirse en ese "antes". Cuando la vi por primera vez me gustó, no dejando de sorprenderme ante todo el ritual de la amputación del dedo meñique, como expiación por  un dolor infligido o una ofensa impagada. La película versa sobre los Yakuza, una especie de mafia autóctona de Japón parangonable a la italiana que se desarrolló en Norteamérica. A ambas las distingue la característica de adoptar un férreo código de honor en su conducta delictiva.  En un momento de la película se relata una breve reseña sobre los Yakuza, donde se revela que a lo largo de la historia asumieron un diverso protagonismo en el engranaje politico-social del Japón.

Pero el meollo de la película yo creo que trasciende la pintoresca realidad de esta organizacion delictiva, para confrontar la antítesis de dos culturas distintas, la nipona(Oriental) y la Estadounidense (Occidental). Cada una de las cuales representa una tabla de valores discrepantes y que en muchos aspectos se enfrentan.

La historia expone dos maneras de afrontar la conciencia de la culpa, partiendo de dos concepciones contrastadas. Como bien señaló Torres Dulce en un momento del coloquio, la Occidental, hija del perdón que sobre todos derramó la cruz de Cristo, y la  Oriental, donde se exige algo más para redimir la culpa que corresponde a cada uno. El personaje de Tanako Ken es fundamental en el mensaje que contiene el film. Esta inquietante personalidad representa al Japón tradicional, con su legado de codigos marciales, morales y religiosos. Ver a Tanako sin evocar la figura de Yukio Mishima, parece inviable. Nadie como el autor de la Ética del samurái en el Japón moderno parece encarnar los valores que el Ken de la película representa. Su misma frustración tras de la derrota de Japón ante la superpotencia americana, es la que lacra el alma del personaje en el film, asi como la vergüenza de la sumisión frente al conquistador, ese que hollará su tierra y mancillará su honor. La película de Pollack es un canto del reconocimiento Norteamericano frente a ese honor ofendido; El meñique amputado de Robert Mitchum un verdadera ofrenda de contricción. Generosa prueba de algunos quebrantados corazones de América frente a la devastación del Enola Gay y otras imposiciones no menos letales. Lástima de la ausencia de Mishima que le impidió contemplar ese momento de fraterna reconciliación. Raro ejemplo del mandato divino de amarás a tus enemigos.

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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