El precio del amor

 No puedo decir que la quiero como antes...

Es tan breve el presente y tan hondo el recuerdo.

Los días son aciagos si su memoria falta

y largas las noches abrazando una ausencia.

Proseguir ese deseo abre un sendero

de pasos inseguros, de metas inciertas,

de jornadas efímeras que repiten un crepúsculo.

No vale jugarse el todo en manos de un azar.

Prolongarse en  la añoranza del encuentro lleva

a la ilusión de no resignarse a sí mismo,

de consolidar una esperanza sobre barro pasajero.

Han cumplido sus quebrantos la cruz

en mi pecho, allí se vieron la cara

el cielo y el infierno. No puedo decir

que ganó la dicha, pues en la cicatriz 

de la soledad  perduran los tormentos.

Beber de ese manantial de dulzura deleitosa

después de pagar el doloroso precio del amor:

agonizar en el madero hasta dar a beber tu sangre.

Amar es morirse a sí mismo para perdurar por el otro.

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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