Carta de presentación

 Yo hice daño a mi alma

con abrazos impuros;

desdeñoso del desdén,

me ofrecí dolosamente.

Entibiaba con besos mercenarios

las frías cenizas

de mi corazón naufragado,

sujeto a una tabla sin sostén

que pronto anegarían las profundidades:

sueños aciagos,

abstractos terrores,

tormentos de condenación,

y la mirada de un ojo

que todo lo ve.

Rumiaba con rigor

prolongado lo jugos fecales

que estreñían mi cerebro,

hasta que lavé las neuronas

en laxante crisol.

El goce que se hace mierda

sólo lo depura el ayuno cabal.

Hay un peso que te aplasta

y que recarga tu espalda

hasta baldar la esperanza,

¡arrójalo! Aprende de nuevo a caminar.

Mi espíritu está alerta,

presta la alabanza,

la casa saneada;

no admito invitados

sin carta de presentación.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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